viernes, 6 de agosto de 2010

Tú destino final


Mateo 7:21
"No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos."

Este pasaje es muy claro, Jesús dijo:
El que hace la voluntad de mi padre, ese es el que entrará en el reino de los cielos.

¿Estaremos nosotros haciendo la voluntad del Padre ?
¿Cual será la voluntad del Padre?

Jesús enseñó enfáticamente que el cumplimiento de la voluntad de su Padre celestial
era una condición para entrar en el reino de los cielos.
Sin embargo, eso no significa que haya que ganar o merecer la salvación
mediante las obras y los esfuerzos humanos.

Esto es cierto por las razones siguientes:
1- Se recibe el perdón de Dios mediante la fe y el arrepentimiento
hechos posibles por la gracia y la muerte expiatoria de Cristo.
2- La obediencia a la voluntad de Dios exigida por Cristo
es en efecto una condición permanente para la salvación;
pero Cristo también afirma que es una gracia de la salvación del reino.
Como tal se debe orar continuamente por ella,
recibirla y hacerla eficaz mediante una fe sincera y un esfuerzo intenso.

Hay indicaciones de eso en el Padre nuestro (Mateo 6:9-13)
y en muchas exhortaciones dirigidas a los creyentes
para que hagan morir el pecado y se presenten a Dios como sacrificios vivos

( Romanos 6:1-23, Romanos 8:1-17, Romanos 12:1-2).
3- Cada uno puede hacer la voluntad de Dios y llevar una vida recta
en virtud de ese don, es decir, de la gracia y del poder de Dios,
y de la vida espiritual que continuamente se le da por medio de Cristo. (Efesios 2:5)
Las Escrituras declaran que:
"por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios ... Porque somos hechura suya"
(Efesios 2:8-10).
4- Dios siempre pone a disposición del creyente la obediencia que
Él exige de sus hijos. Se atribuye a la acción redentora de Dios.
" Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad "
(Filipenses 2:13)
No obstante, el don de la gracia de Dios no anula la responsabilidad ni la acción humana.

Cada uno debe responder positivamente al don de la obediencia a Dios
(Efesios 4:22-32, Judas 20-21, 24 , Filipenses 2:12)
porque cada uno sigue siendo libre para rechazar la gracia de Dios,
para no querer acercarse a Dios por medio de Cristo (Hechos 7:25)
para negarse a pedir y a aceptar la vida de obediencia.
Así es que sabiendo todas estas cosas, como no andaremos
nosotros en santa y piadosa manera de vivir!

Sabiendo que nuestro destino final dependerá de la vida que llevemos aquí en la tierra, que nosotros mismos así como armamos un viaje para salir de vacaciones, armamos también nuestro viaje hacia la eternidad, y decidimos por nosotros mismos cual será nuestro destino final.

Tenemos solo dos opciones, no hay mas, el cielo mediante Jesucristo


y nuestra obediencia a él o el infierno si vivimos indiferentes y apartados de Dios.



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