sábado, 5 de junio de 2010

SIERVOS


Las ovejas tienden a vagar por los riachuelos en busca de agua,
pero su lana crece, las hace pesadas y se ahogan.
Necesitan de un pastor que las guíe hacia «aguas de reposo»
( Salmo 23.2 ).
No tienen defensas naturales: ni garras, ni cuernos ni colmillos. Están indefensas.
Las ovejas necesitan un pastor con «su vara y su cayado»
( Salmo 23.4 )
que las proteja. No tienen sentido de dirección.
Necesitan de alguien que las guíen «por sendas de justicia»
( Salmo 23.3 ).
Lo mismo sucede con nosotros.
También tendemos a dejarnos arrastrar por aguas que debimos
haber evitado. No tenemos defensa contra el león rugiente que ronda
buscando a quien devorar. Nosotros, también, nos extraviamos.
Necesitamos un pastor.
Si no eres como una oveja jamás entenderás la
necesidad de tener un buen pastor.
¿Qué animal definiría tu carácter?
Jesús solo pastorea a aquellos que son dóciles, simples y humildes.

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